Los seres humanos somos sociales por naturaleza. Desarrollamos y mantenemos redes sociales de amigos, familia y colegas mediante varios modos de comunicación. Más allá de la tecnología, las relaciones humanas naturalmente se basan en el contacto físico y cara a cara, en experiencias compartidas y valores, en la confianza, el entendimiento y la empatía.
De todas maneras las tecnologías tienen un significativo potencial de tener mucho impacto. Hace 10 años que se adoptó internet y la web se convirtió en un reflejo de nuestras redes sociales. De alguna manera internet estaba destinada a ser un medio social desde el principio: abierto, no regulado, extensible e impredecible. Además la web remueve la limitación geográfica, lo cual abre a las personas a posibilidades ilimitadas.
Desde sus comienzos, la web ha evolucionado para convertirse en un medio poderoso de comunicación y colaboración; en este sentido, cabe decir que las personas están buscando otras perspectivas que las que proveen los medios tradicionales, e Internet proporciona oportunidades para que la gente comparta información entre sus comunidades, un rol que antes cumplía el medio tradicional.
La web además refuerza vínculos entre usuarios y aporta a los mismos la posibilidad de encontrarse en un espacio virtual creado por ellos.
Esto proporciona una capacidad de organización hasta ahora inigualable: videoconferencias, chats, foros de discusión que reúnen a cientos de personas esparcidas geográficamente por cualquier lugar del globo.
La posibilidad de subir material, fotos, videos, música, etc., genera un tipo de intercambio más rico, sobre todo si se toma en cuenta el hecho de que en muchos casos existe una reelaboración on line de la cultura por parte de los usuarios que participan en redes sociales.
La web proporciona un espacio común que excede las fronteras espacio- temporales tradicionales, para que los miembros de las distintas tribus encuentren allí, un lugar donde todos puedan cooperar libremente sin coerciones externas. En este sentido, puede decirse que la web 2.0 se constituye como un verdadero espacio público, donde la interacción entre los usuarios está signada por la horizontalidad y la colaboración participativa.
Es en este mismo escenario, donde los individuos fortalecen sus vínculos con otros internautas con los que comparten sistemas de valores y esquemas de pensamientos, cristalizando su identidad como parte de un grupo.
Estas nuevas herramientas facilitan la posibilidad de diferentes colaboraciones cuyo resultado son nuevas formas de expresión y un gran caudal de voces que también van creando un orden social y proveen un filtro de discusión.
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